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Revolución 4.0 y Tercer Sector: un binomio ganador

ERIK THAM GETTY (tomada de El País)

La “nueva economía”, la “revolución digital”, o la “Revolución 4.0” (cuarta revolución industrial), como muchos ya están llamando a esta etapa, ha tenido un crecimiento exponencial y ha cambiado radicalmente casi todos los sectores de la economía. Si esto es así, que lo es… ¿cómo va a impactar en el Tercer Sector?

Antes de responder a esa pregunta, me parece importante entender que la Revolución 4.0 se caracteriza por la existencia de máquinas y sistemas interconectados permanentemente en todo el proceso productivo y se sustenta en tecnologías como robótica, Inteligencia Artificial, Machine Learning, Deep Learning, Big Data, Internet of Things (IoT), o impresión 3D. Siguiendo datos ya publicados por Fundación Ellen MacArthur, SUN y McKinsey, la Revolución 4.0 incrementaría el PIB europeo hasta un 11 y 27 por ciento para 2030 y 2050 respectivamente, frente a 4 y el 15 por ciento del escenario de desarrollo actual.

Todo este cambio está siendo muy rápido. Para entenderlo, basta con saber cuánto tiempo costó a algunas tecnologías alcanzar los 100 millones de usuarios: al teléfono fijo le llevó más de 75 años; Facebook lo consiguió en 4,6; WhatsApp, en 3,4 años; Instagram, en 2,4; y Pokemon GO…, sólo 112 días.

Esta nueva situación ha tenido como consecuencia un traspaso de valor de las empresas de la economía real a las empresas de la nueva economía. No hay más que mirar la evolución del ranking mundial de empresas por capitalización bursátil en los últimos quince años. En 2001, las empresas más valiosas del mundo eran General Electric (406 US billions); Microsoft (365); Exxon (272); Citi Bank (261) y Walmart (260). En 2016, las empresas con mayor valor en bolsa son Apple (926); Amazon (778); Alphabet -la nueva corporación de Google- (766); Microsoft, que se sigue manteniendo quince años después, (750); y Facebook (541). 

Esta es la realidad. Ya no vale, como decía mi maestro, en dar vino nuevo en botella vieja; el reto ahora es ofrecer vino nuevo en botella nueva. Si esto es así, que lo es, ya es hora de entender cómo va a impactar en el Tercer Sector. Con una mirada de alto nivel, estas son algunas de las formas en que se producirá el impacto.

Antes de nada, merece la pena detenerse en los economics del tercer sector. Según datos de 2017 de PWC en su informe Radiografía del Tercer Sector Social en España: retos y oportunidades en un entorno cambiante, existían unas 30.000 entidades activas en las que trabajan más de 2 millones de personas entre voluntarios y empleados; se ha reducido la financiación en términos reales un 5,1% en relación a 2016 situándose en unos 10.500 M€, (el 62% procede de la financiación pública), si bien “para los próximos años se espera un crecimiento anual del 3,3% en la financiación en términos reales, aunque hasta el 2020 no se recuperarán los niveles previos a la crisis”.

Con estos datos en la mano, el impacto de la revolución 4.0 en el tercer sector puede comprenderse a través de una posible cadena de valor de las entidades sociales formada por las siguientes fases: captación de socios y fondos; gestión interna; propuesta de valor; comunicación/activismo; y rendición de cuentas. Un modelo parecido se presenta en el informe Transformación digital en las ONG acerca de la transformación digital en las ONG, realizado en el marco del Programa ESADE-PwC de Liderazgo Social

El impacto de la revolución 4.0 en el tercer sector puede comprenderse a través de una posible cadena de valor de las entidades sociales formada por las siguientes fases: captación de socios y fondos; gestión interna; propuesta de valor; comunicación/activismo; y rendición de cuentas.

Empezando por la captación de socios y fondos, existen unas enormes oportunidades  para usar herramientas de crowdfunding, como migranodearena.org, Worldcoo.com o Goteo.org, tres buenos ejemplos de estas plataformas. Sin embargo, la realidad es otra: según el mencionado estudio de ESADE y PWC, solo el 26% de las ONG encuestadas utiliza este tipo de canales, lo que indica que hay un gran margen de mejora.   Sobre la gestión interna, conviene destacar que, por su propia naturaleza, las ONG tienen cadenas de valor híbridas (empleados, voluntarios, Network...), estructuras planas, trabajo en red, organizaciones por proyectos, etc. Por este motivo, incorporar herramientas tecnológicas colaborativas es una enorme oportunidad para agilizar la gestión interna y, sobre todo, la gestión de personas en lugares distintos. Las herramientas más usadas son Skype Enterprise (44%); Microsoft Teams (21%); Slack (15); Google Hangouts (11%); WorkPlace (1%).   

En relación con la propuesta de valor, me gustaría traer aquí una reflexión que planteaba hace tiempo Nuria Oliver, la directora de investigación de Data Science de Vodafone. Para ella, “las dos fuerzas más importantes en el mundo hoy en día, las redes sociales y los teléfonos móviles, están generando cantidades masivas de datos de comportamiento humano; esta información se gestiona a gran escala, puede ayudarnos a entender el mundo". Si esto es así, que coincido, las ONG tienen una enorme vía de trabajo para colocar sus “productos” en los móviles (Android e iOS); como dato, baste decir que, según el informe de la Sociedad de la Información de la Fundación Telefónica 2017, “el 86% de los jóvenes posee un smartphone y lo usan como dispositivo de referencia para mensajería instantánea (81,7%), acceso a redes sociales (77,5%), consumo de música (65,2%) y vídeos en streaming (52,2%)”. En este sentido destaca la iniciativa apps4citizens, que recopila todas las Apps de las entidades sociales que existen en España en una misma plataforma. Las posibilidades de analizar los datos que se derivan de esas plataformas para incrementar el impacto social son espectaculares. De hecho, ya hay compañías dedicadas en exclusiva para ello, como Data For Good, cuyo objetivo es “empoderar a las comunidades a través de los datos”.  

Con respecto a la difusión y al activismo, las redes sociales son un mecanismo óptimo para dar a conocer la actividad de las entidades sociales y crear conciencia. Las principales entidades sociales de España han dado ese paso, aunque aún tienen un gran potencial de mejora si integran sus redes dentro de una estrategia global de Brand Contend, es decir, en la creación, almacenamiento y distribución de contenidos que, por regla general, están relacionados con experiencias asociadas a su marca y con el know how de la entidad. Además de las redes, existen también las plataformas de activismo globales surgidas recientemente como Change.org, que cuenta con una comunidad de 100 millones de personas; Avaaz, con 44 millones; o PlayGround, con 18 millones de seguidores.  

Por último, y por lo que respecta a la rendición de cuentas, existen grandes posibilidades de avanzar en la cadena de bloques o Blockchain. Esta tecnología, en palabras de Guadalupe García, experta en economía circular de la Fundación Cotec, “funciona como un innovador libro de contabilidad que registra todas las transacciones realizadas por los usuarios, informando a todos ellos cada vez que se produce una transacción nueva. Esta tecnología supone un revulsivo para la transparencia, la rendición de cuentas y las actividades basadas en la confianza”.  

Poco a poco, la tecnología ha ido modificando todos los sectores de actividad. Y, en lo que respecta al tercer sector, lo mejor, en mi opinión, está por llegar. 

Articulo publicado en la Revista Cermi Semanal el 11 de enero de 2019


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